martes, 4 de noviembre de 2008

A Ilustración, Feijoo e as probas de paternidade



Definíase a sí mesmo como desenganador do vulgo (oficio, a la verdad, honrado y decoroso; pero triste, ingrato y desabrido más que otro alguno), foi coñecido como o "Voltaire español" e un contemporáneo describiuno do seguinte xeito:

Sin resabios de grande, sin presunciones de sabio, sin orgullo de poderoso y sin vanidad de aplaudido, le encuentra quien le busca y le halla quien le necesita.
Escribiu dúas obras maxistrais de carácter enciclopédico, o "Teatro Crítico Universal" e as "Cartas Eruditas", consideradas como un enorme monumento do espíritu crítico en medio do deserto intelectual da España do século XVIII.
O benedictino frei Benito Jerónimo Feijoo naceu en 1676 nunha aldea de Ourense, no seo dunha familia fidalga. Reinaba daquela Carlos II o Enfeitizado e o Imperio español pasaba polos súas horas máis baixas. A pesar da condición de primoxénito, a familia de Feijoo non se opuxo ao seu ingreso na Orde e soubo alentar as súas inquedanzas intelectuais.Estudiou nos mosteiros de Samos e Lérez e a partir de 1709 instalouse definitivamente en San Vicente de Oviedo, onde impartiu teoloxía. Pero os seus gustos inclinábanse por materias máis mundanas: filosofía, matemática, física, literatura, medicina, agricultura,.. a cuxo estudio adicaba longas horas na celda que compartía con xentes como Vives, Bacon ou Newton.
¿Qué cosa más dulce hay que estar trabajando todos los días con los hombres más racionales que tuvieron los siglos todos, como se logra en el manejo de los libros?
Enemigo de honores e prebendas, a publicación, a partir de 1726, da súa obra motivou una das guerras literarias máis intensas na historia das nosas letras. Más daño causan los cañones de pluma que los cañones de batir exclamaría o tamen benedictino frei Martín Sarmiento, antigo alumno de Feijoo e un do seus máis fervientes defensores. Un decreto de Fernando VI acalou a polémica vinte e dous anos despóis:

Por cuanto la general aprobación y aplauso que han merecido en la república literaria a propios y extraños las útiles y eruditas obras de Vos (...) mueven a mi real ánimo a hacer manifiesta mi gratitud.

Auténtico precursor en España do pensamento ilustrado, partidario do método experimental e oposto aos argumentos de autoridade, o combate contra as supersticións, os prexuicios e os vellos costumes ocupan un lugar importante nas súa obra ("Vara divinatoria y zahoríes", "Transformaciones y transmigraciones mágicas", "Fábulas de las Batuecas y países imaginarios").

Nun país onde se daba por certa a influencia dos corpos celestes, no que se creía que as montañas da Alcarria muxían pola noite e que os nados en Venres Santo sanaban a peste co seu alento, él mesmo, ás veces, escéptico e racionalista como era, non foi capaz de sustraerse dalgunhas das crenzas máis disparatadas que circulaban entre o mesmo vulgo ao que trataba de correxir.

CARTA QUARTA
INFLUJO DE LA IMAGINACION MATERNA

Lo que acabo de discurrir a favor del influjo de la imaginación materna en el feto, basta para que ya mire sin desplacer alguno la opinión, que atribuye el color etiópico a aquel principio. Pero una noticia, que poco ha me comunicó el Licenciado Don Diego Leandro de Guzmán y Márquez, Presbítero , Abogado de los Reales Consejos, y de Presos del Santo Oficio de la Inquisición de Sevilla, y su Comisario en la Ciudad de Arcos , me extrajo del estado de indiferente, inclinándome no poco a aquella opinión. El citado Don Diego me escribió haber conocido en la Villa de Marchena, distante nueve leguas de Sevilla, a un Caballero llamado Don Francisco de Ahumada y Fajardo, de familia muy noble, y de padre y madre blancos, el cual, no obstante este origen, era negro atezado, con cabello ensortijado, narices anchas y otras particularidades que se notan en los etíopes: que al contrario, dos hermanos suyos, Don Isidro y Don Antonio, eran muy blancos y de pelo rubio, que se decía que la singularidad de Don Francisco habia nacido de que la madre, al tiempo de la concepción, había fijado con vehemencia la imaginativa en una pintura de los Reyes Magos, que tenia a la vista en su dormitorio: finalmente, que habiéndose casado dicho Don Francisco con una mujer muy blanca los hijos salieron mulatos.
Siendo hecho constante, como yo no dudo, la perfecta negrura de aquel Caballero, es claro que no puede atribuirse al indigno comercio de su madre con algún etíope. La razón es concluyente. Si fuese esa la causa, no saldría enteramente negro, sino mulato, como salen todos aquellos que tienen padre negro y madre blanca; y como por la propia causa salieron mulatos los hijos del mismo Don Francisco. A qué otra causa, pues, podemos atribuir el efecto, sino á la vehemente imaginacion de la madre, clavada al tiempo de la concepción en la pintura del Mago negro, que tenia presente
Pero debo advertir, que para adaptar este principio a la negrura de la nación etiópica, no es menester que en todas las generaciones de aquella gente intervenga, como causa inmediata, la vehemencia de la imaginación; pues puede suponerse, que al tiempo que se estableció aquel color en el primero, ó primeros individuos, se estableció también un principio (sea el que se fuere) capaz de comunicar le á otros mediante la generación.
Es cuanto ahora me ocurre sobre la materia, y que me hace mas fuerza, que todo lo que en contrario opone Jacobo Bloridél, y aun mas que lo mismo, que yo he dicho en el Discurso sobre el color etiópico; mas no basta para que me atreva a dar en el caso sentencia definitiva.

No hay comentarios: